Raras excepciones
La falta de formación política y administrativa, las ambiciones e improvisación de personajes oportunistas, ha derivado en un pobre resultado de algunos alcaldes que se distinguen o distinguieron por sus acciones de corrupción y atraco al pueblo.
Hay excepciones y esfuerzos que marcan la diferencia, y que al transcurrir de los años sus figuras subsisten en la memoria de los gobernados; que reconocen el empeño y la entrega por aquellos que con amor a su pueblo han heredado un legado difícil de borrar, sobre todo cuando vemos a tanto aventurero haciendo de las suyas.
Hay algunas figuras emblemáticas que, en el caso del Ayuntamiento de Cuernavaca, hicieron la diferencia: y no obstante el paso del tiempo se mantiene una buena imagen y aprecio de la población, podemos referir entre ellos a Alfonso Sandoval Camuñas (QEPD), como de los mejores alcaldes que haya tenido la ciudad junto con Sergio Estrada Cajigal, quien a la postre fue gobernador.
Y mire que Sandoval dejó la comuna hace 23 años; no obstante, su noble proceder y su carismática figura lo mantienen vivo en los corazones de los lugareños que les tocó vivir de cerca esa época, él hizo el último esfuerzo por limpiar y rescatar las barrancas en la capital.
Pero si bien es cierto que existen raras excepciones hoy día, de unos años a la fecha la pérdida de valores en los politiquillos de cuarta categoría -que ocupan cargos de representación-, se aprecia en acciones de escándalo, de desvergüenza y de rapiña que rayan en el escándalo.
Y así como ejemplificamos con el buen Alfonso y Sergio, como los más sobresalientes en el reciente pasado; también podemos señalar a don “Lobito” que han hecho época en cuanto a su deshonestidad e insaciable apetito de riqueza mal habida.
Y no nos equivocamos al sostener que en el trienio anterior el hoy ex edil de Jiutepec, Manuel Agüero Tovar, fue el presidente más rata de esa generación que acompañó al también delincuente de cuello blanco el ex gobernador Graco Ramírez, en su último trienio de mandato.
Ese individuo que debería ya estar en la cárcel si hubiera Estado de Derecho, porque convirtió la comuna en un negocio o empresa familiar, y pactó con la delincuencia organizada -igual que lo hizo el tabasqueño a nivel estado-, dejando el municipio en banca rota y terrible descomposición.
Las consecuencias son claras, los delincuentes siguen haciendo de las suyas en ese territorio, porque los mañosos crecieron como hongos y lograron un poder quizás por encima de la autoridad, lo que dificulta más su combate y extinción.
Y hoy día en éste momento es el edil de Cuernavaca, Antonio Villalobos Adán, el que se perfila como el más perverso, corrompido e inútil de que se tenga memoria; y es que ambos, tanto Manolo como el auto denominado «lobo», no llegaron por el voto ciudadano sino por decisión superior, y por lo tanto no hubo ni hay compromiso con su pueblo.
Si usted recuerda las elecciones del 2015 Agüero Tovar le robó el triunfo al actual alcalde Rafael Reyes Reyes, llegó por la quema de urnas y a la compra descarada de votos el día de la justa. Más aún, su selección como candidato a la alcaldía no fue por decisión de partido, sino por “el dedo” del Graco; a quien sirvió como perro fiel.
En lo que toca a la caricatura de presidente municipal que tenemos en la capital del estado, ni siquiera debió pasar por las urnas, porque se armó toda una trama y estrategia para no dejar que la corriente del candidato a gobernador favoreciera a quien ocuparía esa silla, que finalmente fue él por la anulación de la candidatura de quien había sido registrado como titular de la planilla.
Fue la inercia del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y la figura del candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, lo que llevó al triunfo de la fórmula, ya que el titular fue retirado por decisión del Tribunal Electoral y entró el suplente, y ese era Villalobos que sólo iba de relleno.
¿Y sabe quién fue el que armó esa perversa estrategia electoral para dañar a Morena? todo lleva a que fueron dos personajes: Graco Ramírez y el actual Subsecretario de Gobernación Federal y «líder moral de Morena, Rabindranath Salazar Solorio, por querer ganarle la posición al candidato a gobernador (Cuauhtémoc) porque esa posición Salazar la venía preparando desde hacía tiempo, pero le ganó por popularidad.
Igual que Agüero, éste tipo le debe el cargo a esos dos sujetos, no a los electores, de ahí que no haya el más mínimo compromiso ni interés por hacer un esfuerzo mínimo por atender a una ciudad en abandono y descuido total. ¡Qué pena!, pero es la realidad que vivimos.