Este 31 de diciembre concluye un trienio más en los ayuntamientos de Morelos, el primero de enero del 2019 tomarán protesta los que fueron electos el primero de julio pasado, con excepción de unos cuatro o cinco que lograron la reelección por primera ocasión, entre ellos los ediles de Emiliano Zapata, Fernando Aguilar Palma o el de Yecapixtla, Francisco Sánchez Zavala.
Muy pocos hicieron buen papel, quizás entre esos los que repiten, pero lo que sí queda claro es quienes fueron los peores, que se dedicaron a robar a manos llenas, reproduciendo puntualmente la enseñanza de su maestro, el ladrón más grande que haya tenido Morelos en su historia, el ex gobernador Graco Ramírez Garrido Abreu, descendiente de una estirpe de sátrapas y mercenarios políticos.
Nos referimos a alcaldes como Raúl Tadeo Nava de Cuautla, pero fundamentalmente a Manuel Agüero Tovar, personaje impuesto en esa comuna de Jiutepec en la elección del 2015, vía un fraude electoral perpetrado desde Palacio de Gobierno estatal.
Es un hecho que para los habitantes de ese sufrido municipio, la pesadilla que vivieron bajo el mando de tan descarado ladrón está por concluir; sin embargo, si sería de justicia que su sucesor, Rafael Reyes Reyes, lo investigara y le ajusta cuentas, porque elementos de responsabilidad por acciones deshonestas sobran por todos lados.
Lo dijimos en su oportunidad, la decisión de imponer a Agüero no fue otra, sino tener un absoluto control del negocio que ese municipio representa en materia de tráfico de drogas, el resto de los negocios que se hicieron al amparo del presupuesto público ya fueron ganancias adicionales.
Con el descaro y cinismo que caracteriza a esos mal llamados políticos sin moral, como Graco, el dichoso Manolo convirtió los asuntos de la comuna en negocios para la familia; la suya directa, desde sus padres, parientes y amigos.
La mayoría de las rentas que de pagaban por oficinas diversas del Ayuntamiento eran a sí mismos, porque se ubicaban en propiedades del clan Tovar y asociados.
Bueno, hasta el grupo musical que amenizaba eventos públicos era manejado por él; incluyendo el comedor para empleados y el tiradero de basura a cielo abierto, claro.
Ha sido pues hasta hoy e igual que el tabasqueño a nivel de la gubernatura, el presidente municipal más corrupto y descarado de que se tenga memoria en ese desafortunado territorio, pero reiteramos, ya tiene los días contados. Ojalá que Rafa Reyes le haga justicia a su pueblo, y en su oportunidad lo ponga tras las rejas.
La sociedad demanda acciones de justicia contra sus verdugos, no es posible aceptar como gobernador a personajes sin escrúpulos ni valores.
Sujetos como Graco y Manuel Agüero deben no sólo devolver los miles de millones de pesos que se robaron de nuestros impuestos, sino ser castigados con cadena perpetua, y eso porque en México no hay pena de muerte.