*El 2020, un año para olvidar
Entramos al séptimo mes de pandemia después de aquel desafortunado 20 de marzo cuando en México se propuso paralizar casi todas las actividades sociales y económicas por la pandemia ocasionada por el coronavirus denominado COVID19, y aún nadie nos puede decir cuánto tiempo más vamos a continuar limitados para evitar riesgos y contagios.
Las consecuencias que deja este inesperado fenómeno llevan a considerar que particularmente el 2020 deberá ser un año para olvidar; porque no sólo son los casi mil 100 muertos que llevamos en Morelos, sino los cerca de 70 mil a nivel nacional; que son sinónimo de dolor familiar por la pérdida de un ser querido y el daño económico del que tampoco conocemos de sus alcances.
Lo que nos ha tocado vivir es mucho más terrible que los terremotos del 19 de septiembre de 1985 y el del 19 de septiembre, pero del 2017; porque si bien es cierto que hubo cientos de decesos, los efectos fueron muy focalizados, en el caso del primero en la CDMX y en el segundo, en dos o tres entidades incluyendo nuestro estado, pero en poblaciones específicas como Cuernavaca y Jojutla.
Lo que hoy enfrentamos supera en mucho, y en su conjunto, a aquellos dos sismos; por lo que se entiende -con base en datos oficiales- no tenemos una fecha tentativa a partir de la cual se prevea que medio normalicemos el quehacer humano. Pero no únicamente en nuestro territorio, sino en todo el país y tal vez en el mundo.
México es una nación con enormes riquezas en todos los sentidos, que como consecuencia de una clase-política voraz y depredadora, tiene en sus habitantes una serie de desventajas y pobreza; se estima que cerca del 70 por ciento de los mexicanos padecen insuficiencias económicas de medias a graves, cuando los recursos de los que dispone, de haberse administrado correctamente, darían para formar parte del grupo de países del primer mundo.
Somos un territorio de contrastes; hay unos cuantos que lo tienen todo y no precisamente porque construyeran esas fortunas con un esfuerzo honesto, sino porque han robado a la nación sin misericordia ni compasión. Frente a una mayoría que raya en la marginación, miseria y hambre.
Lo que queremos decir es que, mientras naciones como Estados Unidos y la mayoría de quienes integran el continente europeo; así como Rusia, China o Japón superarán éstas dificultades y trastornos económicos a corto plazo, México por las circunstancias desafortunadas que presenta en lo que toca al desarrollo requerirá de algunos años para levantarse.
Hay quienes estiman que lograr vencer todo este daño moral, sentimental y sobre todo económico; podría llevarnos más de cinco años, y eso sólo tiene un significado: sufrimiento y dolor de sus habitantes.
Por eso, sí es importante que se aplique la ley a quienes desde las instituciones y en la presidencia de la República nos llevaron a éstas condiciones tan desafortunadas.
Además, en medio de tan triste escenario Morelos tiene aún mayores desventajas para pensar en una pronta recuperación. ¿Porqué? pues como pocos estados en el país ha padecido los estragos de la delincuencia de alto impacto, viene castigando severamente el desarrollo desde el 2009, y no se ve cómo se pueda vencer en especial al crimen organizado.
Su estructura productiva y de desarrollo se encuentra quizás en el 50 por ciento en comparación con lo que había hasta antes del 2009. Miles de negocios y empresas asediadas por los mañosos, pagando derecho de piso o sufriendo sus consecuencias, porque en no pocos casos los obligó a cerrar sus puertas y huir a otros estados.
Y si a lo anterior se le agrega lo del coronavirus, pues habría qué imaginar el nivel de deterioro y desmantelamiento en el que nos encontramos. De ahí que si para el resto de los estados será complicado mejorar sus condiciones en economía, en el caso nuestro el esfuerzo a desarrollar llevará un plazo mayor.
Para mala fortuna le tocó a Andrés Manuel López obrador «bailar con la más fea», recibió una administración en quiebra, con casi todos nuestros bienes y riquezas entregadas al extranjero; una deuda impagable y reducidos espacios de maniobra para poder conducir el barco a buen puerto.
Frente a este terrible panorama los mexicanos deberíamos unirnos en su sólo frente, jalar para el mismo lado y deponer intereses de grupos, de partidos o de personajes de la política; pero no, todos andan “agarrados del chongo” y causando más daño y encono… la verdad, es que como país hemos logrado sobrevivir de milagro, y teniendo todo para ser una nación rica estamos en la miseria; mientras quienes nos han gobernado parecieran vivir en el paraíso.